Durante los meses más fríos, y dependiendo del clima en el que vivas, es habitual que el césped del jardín sufra debido a las nevadas, la escarcha o el rocío de primera hora de la mañana.
Aunque todas ellas afectan al terreno cespitoso, lo cierto es que no lo hacen del mismo modo. Sin embargo, es conveniente que aquellos que cuentan con un jardín o un pequeño terreno con césped, conozcan cómo actuar en el terreno antes de que el hielo, la escarcha o el rocío perjudiquen al césped de una forma irreversible.
Hoy, en el blog de Rocalba, os contamos qué sucede cuando esas temidas gotitas se acercan demasiado a nuestras hojas de césped, y cómo podemos prevenirlo y combatirlo para disfrutar la próxima primavera de un césped de primera.
Rocío en el césped
Cuando se forma rocío en las hebras de césped a primera hora de la mañana, se genera una humedad atmosférica idónea para la propagación de enfermedades fúngicas, incrementando las posibilidades de que el césped contraiga enfermedades.
Generalmente, en un día soleado, si el césped recibe luz solar de forma directa, es probable que el rocío se evapore antes de causar estragos. Sin embargo, si al rocío le cuesta evaporarse, y permanece durante mucho tiempo en el césped, éste será susceptible de contraer una enfermedad fúngica, especialmente en aquellas zonas situadas a la sombra.
¿Qué hacer si mi césped se despierta cada mañana cubierto de rocío? Sin duda, si cuentas con esa posibilidad, lo ideal es retirar el rocío de las hojas, cuanto antes, mejor. Y para ello, lo habitual es emplear un cepillo para sacudir las gotitas de las hojas y que éstas caigan sobre el terreno. De este modo, ayudaremos a las hojas a secarse con mayor facilidad.
El viento y el sol son tus mejores aliados contra los hongos: trata de ubicar el césped en zonas que cuenten con varias horas de sol diarias y en las que corra el aire lo suficiente como para acabar secando las hojas.
Y aunque en invierno se reduce la frecuencia de siegas para evitar un mayor estrés en las plantas, si tienes que segar, no lo hagas mientras el rocío se encuentra en el césped. Espera a que las hojas se sequen para hacerlo, pues si no la limpieza del corte es menor y de nuevo, podrían aparecer los temidos hongos. Y aprovecha los días soleados para llevar a cabo la siega.
Recuerda, además, que durante el invierno y el verano hay que mantener más alta la altura de la siega que en otoño o primavera, pues de este modo le aportamos protección al terreno cuando las temperaturas son más extremas.
Escarcha en el césped
Otro de los temores invernales para aquellos que cuentan con su preciado trocito de paraíso es la escarcha. Y es que, en los días más fríos, el rocío puede congelarse, generando esa capa de hielo cristalina tan molesta para el césped.
Para combatirlo, lo primero que necesitamos es que esa capa se derrita. En condiciones normales, en los días de sol, ya se habrá derretido en las horas centrales del día, especialmente si se encuentra en una zona soleada en la que corre el viento.
Sin embargo, si observamos que ésta no se derrite sola, es conveniente conectar los aspersores o regar con agua templada durante las horas de mayor calor, lo que ayudará a derretir la escarcha.
Esta acción la llevaremos a cabo cada uno de los días en los que nuestro césped amanezca escarchado. No lo hagas en los días más fríos, pues podemos empeorar el problema añadiendo más hielo al césped. Y recuerda que en invierno lo habitual es reducir la frecuencia y cantidad de riego, pues el propio rocío y la humedad ambiental aportan ya al césped una parte del agua que necesita.
Nieve en el césped
Por último, y aunque la nieve es más vistosa que la escarcha y el rocío, es sin embargo menos peligrosa para el césped que los fenómenos mencionados anteriormente. Esto es debido a que la nieve forma una capa protectora sobre el césped, que permanece a una temperatura constante de 0 ºC, y por ello, aunque el frío exterior sea mayor, el césped no sufrirá tanto al contar con un manto de nieve sobre ella.
Si la nevada es superficial, puedes regar el césped en las horas centrales del día para que se derrita. Si la capa es mayor, solo queda esperar a que se derrita por sí misma, minimizando en este caso los riegos, pues al derretirse ya contará con suficiente agua. Deberás estar pendiente cuando empiece a derretirse para que no se formen charcos en el césped, tratando de evitar pisarlo.
Una vez finalizado el invierno, es cuando toca revisar bien el terreno, detectando posibles calvas ocasionadas por el frío, y proceder, durante la primavera, a realizar una resiembra para contar con un tupido manto cespitoso cuando llegue el buen tiempo.
Si tienes dudas sobre qué césped sembrar en tu jardín, puedes preguntar en tu centro de jardinería de confianza, además de consultar “El mejor césped para sembrar en tu jardín”.