NPK. Es el término que a much@s les viene a la cabeza cuando hablamos de fertilizar nuestro huerto.
Pero el crecimiento sano de nuestras hortalizas tiene que ver con muchos nutrientes. De hecho, cada tipo de cultivo tiene una particularidad y necesita mayores o menores cantidades de estos nutrientes para desarrollarse saludablemente.
Lo cierto es que cuando fertilizamos con normalidad, ya sea con fórmulas minerales, órgano-minerales u orgánicas, y las plantas se desarrollan correctamente, no solemos acordarnos de estos nutrientes. Pero cuando detectamos que nuestras plantas no cuentan con un aspecto saludable nos llenamos de preguntas ¿Será carencia de nitrógeno? ¿De calcio? ¿O tal vez de magnesio?
Hoy en el blog de Rocalba te contamos cuáles son los macronutrientes esenciales para la nutrición de las plantas de tu huerto, qué función cumple cada una de ellas y cómo detectar su carencia en tus hortalizas.
En primer lugar, es necesario saber que los nutrientes pertenecen a dos grupos: macronutrientes y micronutrientes. ¿En qué se diferencian? Técnicamente, los primeros presentan (o deben presentar) concentraciones superiores al 0,1% de la materia seca, mientras que los segundos no sobrepasan esa cantidad.
En otras palabras, los macronutrientes se encuentran (o se deben encontrar) en mayor cantidad que los micronutrientes en la tierra para un crecimiento saludable de las plantas. Nuestras hortalizas necesitan asimilar correctamente una combinación equilibrada de unos y otros nutrientes para gozar de buena salud. Hoy nos centramos en los primeros.
Macronutrientes en las plantas de tu huerto
Los macronutrientes también se dividen en dos grupos: primarios y secundarios.
Entre los primarios encontramos:
Nitrógeno (N):
Es esencial especialmente para el desarrollo vegetativo de la planta. Es sumamente importante para la estructura y el crecimiento de la planta, por lo que su déficit frenará su desarrollo.
¿Cómo detectamos su carencia?
Si observas una decoloración en las hojas adultas hacia el verde claro, e incluso hacia el amarillo, una pausa en el crecimiento vegetativo aéreo de la planta y un intenso crecimiento de la raíz.
Fósforo (P)
Es importante en la formación de flores, semillas y yemas en la planta, ayuda en el desarrollo radicular y fortalece su pared celular. Es fundamental especialmente para el correcto crecimiento de los plantones.
La carencia de fósforo afecta directamente al crecimiento de las raíces, por lo que una deficiencia prolongada se transmitiría de las raíces al resto de la planta, causando problemas a la hora de generar flores y yemas.
¿Cómo detectamos su carencia?
En un inicio, detectamos en la planta un color verde oscuro, pero diferente al verde potente del exceso de nitrógeno. Se trataría más bien de un verde azulado. El crecimiento de la planta se pausaría y si se prolonga en el tiempo comenzaríamos a detectar necrosis en sus hojas, con un color púrpura característico.
Potasio (K)
Es fundamental en el control de la humedad en las plantas, así como en la estructura y la resistencia de la planta ante las inclemencias meteorológicas, plagas y enfermedades.
¿Cómo detectamos su carencia?
Se aprecia un indicio de secado de un color grisáceo en los bordes de las hojas, que con el tiempo se tornan marrón-ocre y esta necrosis se dirige hacia el nervio de la hoja.
También existen una serie de macronutrientes secundarios, que son:
Calcio (Ca)
Es importante para el fortalecimiento de las paredes y membranas celulares, así como en el desarrollo radicular. Es clave en la formación de frutas con pepitas o de hueso. Ayuda también a la absorción de otros elementos.
¿Cómo detectamos su carencia?
Aunque no es la carencia más habitual, la reconocerás a través de manchas amarillas en sus hojas, especialmente en las más jóvenes, tendiendo a marrones en sus bordes, con las puntas secas y arrugadas. Afecta también a las flores y a los frutos, deformando éstos últimos.
Magnesio (Mg)
Es especialmente importante en la función de la fotosíntesis, así como en la fortaleza de la planta y en la formación del fruto y sus semillas, por lo que es importante en el proceso de maduración de la planta.
¿Cómo detectamos su carencia?
Detectarás clorosis, unas manchas amarillas en las hojas más viejas entre los nervios y los bordes (similares a los síntomas de la carencia de hierro, pero más leves), aunque apreciarás que los nervios permanecen verdes. Si la deficiencia persiste, afectará también a las hojas más jóvenes.
Azufre (S)
Es importante en el crecimiento de las raíces y en la dureza de la planta, haciéndola más resistente a plagas y enfermedades.
¿Cómo detectamos su carencia?
Una sugerencia: cuando detectes lo que crees que es una deficiencia de nitrógeno, acuérdate de este elemento, pues la carencia de azufre presenta síntomas similares. Generalmente esta deficiencia comienza en los brotes jóvenes, mientras que en el nitrógeno comienza en las más viejas, por lo que puede ser una forma práctica de diferenciar ambas deficiencias.
Lo cierto es que tanto las carencias como los excesos de estos nutrientes pueden ser perjudiciales para nuestras plantas, por lo que buscar un equilibrio y una fertilización a medida por cada tipo de cultivo puede resultarnos muy útil.
Debemos remarcar también que, aunque en este artículo hemos mostrado las funciones de los macronutrientes y cómo detectar sus deficiencias, los micronutrientes no son menos importantes. Pero eso ya nos daría para otro artículo.