No es una nueva noticia que la pérdida de la fertilidad del suelo es un problema a escala global.
Los agricultores conocen bien la situación, y por ello, científicos, técnicos agrícolas, y en definitiva, todo el sector agroalimentario, trabajan constantemente en el estudio y la puesta en marcha de todo tipo de prácticas agrícolas sostenibles. Todo con el objetivo de proteger los suelos y minimizar de este modo el impacto que el cambio climático está teniendo sobre ellos.
Sin embargo, hoy en el blog de Rocalba no os vamos a hablar de una técnica novedosa, sino de una forma de cultivo de lo más peculiar que se inició en Alemania y en Europa del Este de forma más o menos espontánea en el s.XIX. El experto en permacultura Josef “Sepp” Holzer desarrolló y perfeccionó la técnica, bautizándola como “Hugelkultur” en la segunda mitad del s.XX.
¿Para qué tipo de suelos está indicada la técnica hugelkultur?
Esta técnica ha sido empleada principalmente en suelos pobres, demasiado compactados y con mal drenaje, pues beneficia la fertilidad del suelo a medio y largo plazo (puede tener un rendimiento casi autónomo de hasta 20 años).
NO te recomendamos esta técnica:
- Si cuentas con un macetohuerto o mesas de cultivo.
- Si dispones de poco espacio en tu parcela.
- Si cuentas con limitaciones a la hora de cavar zanjas y crear bancales elevados.
- Si tu concepción estética de un huerto te impide contemplar las plantas de otra forma que no sea la que tienes actualmente.
- Si tienes prisa por comenzar a cultivar cuanto antes.
¿En qué consiste la técnica hugelkultur?
Para poner en práctica esta técnica debemos de conocer este dato: lo que queremos hacer es emular en nuestra huerta las condiciones de descomposición natural que tienen lugar en los suelos forestales, algo que tiene ventajas como la poca o casi nula necesidad de riego y el incremento de la fertilidad de forma natural.
El primer paso, como sucede en cualquier tipo de huerto, es la planificación.
La técnica consiste en cultivar sobre bancales o camas de plantación elevadas con distintas formas de materia orgánica en su interior, creando capas en un orden determinado. Lo primero que tendremos es que determinar el espacio que disponemos para las camas, conocer cuántas quieres hacer y qué deseas cultivar sobre ellas. Tras la selección del espacio, comenzaremos a cavar el bancal: puedes hacerlo de entre 20 y 60 cm.
Debes saber que cuanto más alto y ancho sea tu bancal, mayor facilidad tendrá para retener la humedad procedente del agua de lluvia, y durante más tiempo. Si lo haces lo suficientemente grande (1,5 m-2 m de alto y 1,5 m de ancho) y con los materiales adecuados, es posible que tras el primer riego, ya no necesites volver a regar, aunque todo depende de la climatología en la que te encuentres y la frecuencia de las lluvias. Es necesario que prestes atención a la altura para crear una anchura proporcional, evitando así que se desmonte debido a un deslizamiento de tierra.
Para elaborar los montículos se preparan troncos medianos y pequeños para la base, cuanto más envejecidos mejor, lo cubriremos de ramas y palos y después de hojas caídas.
Evita elegir madera o materia orgánica procedente de árboles alelopáticos, es decir, que desprenden compuestos bioquímicos que puedan afectar al crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos, como eucaliptos, cerezos o nogales.
Ahora puedes emplear estiércol, compost y materia orgánica semicompostada, para cubrir los espacios que se han quedado entre las ramas y hojas y para crear posteriormente otra capa con estos materiales.
Finalmente mezcla la tierra que cavaste para hacer la zanja con humus de lombriz, más estiércol u otro tipo de fertilizante orgánico para la capa final.
Y ya tienes una estupenda lasaña natural que se convertirá en el futuro en tierra de lo más fértil para tus cultivos. Es el momento de regar abundantemente nuestra cama elevada para asentar los materiales, que después puedes cubrir con un acolchado de paja o pinocha.
¿Qué beneficios tiene el hugelkultur para el suelo?
Hugelkultur es una técnica sencilla y de bajo coste que aprovecha la simulación de un ecosistema natural para el cultivo de vegetales.
Cuenta además con otras ventajas, como:
- La aireación natural del suelo gracias a los espacios cambiantes entre ramas y troncos que se van rompiendo.
- Es una técnica que requiere de poco o ningún riego dependiendo del tamaño del bancal.
- La descomposición gradual de la materia orgánica genera los nutrientes que las plantas necesitan.
- Favorece la regeneración de los suelos secos o erosionados.
Ahora ya sabes, con el espacio y los materiales adecuados puedes poner en práctica ésta técnica sostenible de cultivo que te animamos a probar. Y no sólo puedes hacerlo en el huerto, sino también creando bancales ornamentales en el jardín llenos de flores. Os animamos a profundizar en el tema con alguno de estos manuales: