Son conocidas las propiedades medicinales de la manzanilla. Como hemos abordado en otros posts sobre el mundo de las plantas medicinales, la manzanilla cuenta con propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antiespasmódicas.
Se trata de una hierba aromática excelente para tratar problemas gástricos, y que además puede ayudar a controlar el índice glucémico y a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Sin embargo, hoy no venimos a hablarte de sus propiedades estrictamente medicinales, pues la manzanilla es una de esas hierbas versátiles con múltiples usos. Hoy, en el blog de Rocalba, te enseñamos cómo hacer una loción de manzanilla para cuidar tu piel.
¿Por qué emplear manzanilla para una loción cutánea?
La manzanilla, además de las propiedades mencionadas anteriormente, cuenta con diversos beneficios para la piel: esta hierba contiene potentes antioxidantes que ayudan a regenerar la piel, a cerrar los poros y a reducir las imperfecciones y enrojecimientos.
Por tanto, emplear la manzanilla como tratamiento cutáneo nos ayudará, por ejemplo, a tratar el acné o suavizar las arrugas, humectando y suavizando nuestra piel.
Para elaborar la loción necesitarás:
- 1 litro de aceite a elección
- 150 ml de aceite de coco
- 15 gr de cera de abeja
- 300 ml de infusión de manzanilla
- Cuenco de vidrio o metal
- Una batidora o licuadora de inmersión
- Como opción, puedes añadir un poco de aceite esencial, así como una cucharadita de un conservante natural como la vitamina E (habituales en tiendas de cosmética natural)
- Frascos para la crema
Preparación de tu loción de camomila
Lo primero que haremos será preparar la infusión de manzanilla, para la cual puedes emplear manzanilla romana (Anthemis nobilis). Pon en un recipiente 3 o 4 cucharadas de manzanilla seca y vierte sobre él un tazón de agua hirviendo.
Déjalo reposar unos 20 minutos y posteriormente cuela la mezcla con un colador. Reservar la infusión para proceder a preparar la base de nuestra crema.
Para ello, mezclaremos el aceite con el aceite de coco y la cera de abeja en un cazo al baño maría a fuego medio, removiendo hasta que contemos con una mezcla uniforme.
Una vez tengamos la textura deseada, verteremos la mezcla en un recipiente de vidrio y dejaremos enfriar. Es en este momento cuando puedes agregarle unas gotitas de aceite esencial, por ejemplo, de lavanda, además de una cucharadita de conservante natural, lo que prolongará la vida útil de la crema.
Es el momento de mezclar la infusión de manzanilla con nuestra base para la crema. Para ello, puedes emplear una batidora, aunque el resultado será ideal con una licuadora de inmersión. Si calientas un poco la infusión será más sencilla de integrar con el resto de ingredientes.
Una vez todo mezclado, es el momento de distribuir nuestra crema en los frascos que hayamos preparado. ¡Ya cuentas con una maravillosa loción con la que mimar tu piel de la forma más natural!